miércoles, 8 de diciembre de 2010

ARENA

La vida es un constante zigzag. Una línea quebrada cuan rayo en la noche más negra. El tiempo es un segundo eterno que dice mantenerla pero no es cierto. Sin vida no hay tiempo. El tiempo es una aguja imparable que suelta arena hasta que se acaba, hasta que nosotros nos convertimos en arena y pasamos a través del ojo de cíclope sin memoria que nos sustente. Miro al espejo y veo a esa otra persona que los demás dicen que soy y no me reconozco, nunca he podido hacerlo. Intento ver la arena que me queda para llegar a convertirme en cenizas y nada veo; en todo caso poca, poca arena. ¿A quién debo pedir cuentas de este desafuero? A nadie. El problema es que nunca me explicaron bien las cosas, que siempre me engañaron. Dejemos pues que la arena caiga y, mientras tanto, que paséis un buen día si el tiempo os lo permite.

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